viernes, 12 de agosto de 2011

Poemas de Leonardo Fabio Marín

líneas y fragmentos

quiero confesarlo
sus palabras
eran una voz
sencilla
muy simple
una especie de grito
una nota musical
un color verde claro
 en el firmamento
símbolos líneas
casas de papel
avioncitos
barcos de madera

es cierto
todos lo vimos
desaparecer
en medio de mariposas
y de grillos
como al principito


  
vallejo

alquiló un jueves parisino
de otoño
se dolió como nunca
de las cosas
que uno se duele

prisionero
por dentro y por fuera
sin anclajes
sin pronombres personales
bajo el brazo tuvo el mismo
puerto subterráneo
el mismo mar
y un jueves de septiembre

sin rumbo
 entre un imposible
y un vestido
de sombras

andariego y desolado
sin saber por qué



el sur eres tú

cuando vayas al sur
detente justo donde empieza a nevar
un olor jamás imaginado
ahí tu vida cambia
 dejas de ser el viajero
te hierve la sangre y retorna
el lobo del desierto que te habita
estás perdido

del regreso ni hablar
quizá no es posible no se sabe
ese olor a selva húmeda
nos cambia el rumbo y uno
ya no es el mismo
la nieve nos inunda con su eterna
y sublime dulce viscosidad

cuando vayas al sur detente
justo donde empieza el animal
el salón de los espejos

lo demás es el retorno
los satélites
un color rosado
el delirio la espalda
un sudor que huele a paraíso

  

los pasos

desconozco mis  visiones
no sé si  son ríos ocres
color fucsia o
mariposas milenarias

despierto a media noche
y un delgado hilo
me  retorna a tus  pies
a tus ojos incendiarios
y eternos

volar me ahuyenta
del suburbio
oscuro y brujo
que  nos causa
el  clandestino oficio
de inventar los  transparentes
pasos nuestros

más abajo
en el torbellino de las horas
hubo la piel
la  pureza innecesaria
un orificio lento
casi etéreo
también oscuro y brujo

imposible el olvido


final

la hoguera declinaba
a pausas detestables
en medio del bullicio

el titiritero inventó
una melodía incierta
aplaudimos el sacerdocio
de unos cuantos filisteos
y danzamos ante el poema
que nunca comprendimos

el delito es simple
amigos
inventar la locuria
delirar en medio
del festín tramposo
y despertar
más oscuros
infaustos y agrestes
con los pasos irremediables
y estos bolsillos vacíos
ausentes
y los pies más sucios
que de costumbre

el titiritero inventó una melodía
desconcertante
un destello en las sombras
de nuestras sombras





resumen

no soy más que el último
fuego del candelabro
que el sicópata dejó
olvidado en la
última habitación
del caserón donde
oculta a la hechicera
enmascarada
enmascarado

es medianoche
un borracho contempla
la luna y lo sabe
mira la neblina
se acurruca
bajo el miedo

la herida
de la noche
de la muerte
de la noche
de la vida

un loco grita
la vida es sólo un
libro de segunda
un niño le dijo
la vida es un trompo

el mago hizo llover
la neblina aún se esconde
tras las montañas de la noche





payé

quién me ata al misterio
de tu sonrisa medieval
quién soborna mis delirios
mis miedos mi olvido
percibo la semántica
de tu infernal pequeña lujuria

no puedes inventarme
 desde tus poros y tu sangre
ignoras mis pasos por la noche
de otros versos
de otros besos
el jadeo insiste y retorna
pleno de tus nervios
muero cada vez que huyo
del ancestral poema

ve a la selva imaginaria
y pregúntale al mago
si aún es posible inventar
 el brebaje que lleva
a la oscuridad de las palabras
nacidas del infinito

pregúntale si aún es ficticio
el encanto del festín
la sonrisa de las dulces féminas

ven y escucha con calma
la melodía del intruso
que con su risotada de bufón antiguo
nos interrumpe noche a noche
día a día
minuto a minuto

ven vuelve a mis palabras





silencio

partir hasta concluir el ser
en islas inexistentes y solas
partir hasta enumerar las noches
y los miedos y las palabras

suceder en las tinieblas del olvido
habitar el festín inverosímil
huir al deseo del fuego
insinuar las noches y la estepa

captar el ruido de los trenes y el humo
perturbarnos mutua y tristemente

abandonar el vacío el tedio
abandonar la ausencia el imposible
allanar la memoria y destruir
lo que nos queda del averno infernal

huir escapar desaparecer hacernos humo
incendiar los tumultuosos inventos el delirio
claudicar morir perecer ahuyentar el cansancio
ultimar los antiguos enemigos del silencio

anochecer el irremediable miedo de hallarte
fragmentar el universo y embriagarnos
derribar las imágenes inventadas en la noche
derribar el jadeo la locuria
el mórbido encanto los viejos aranceles
dinamitar la entrega y lo inservible

explosionar lo arcaico lo viejo
inventar el festín la inocente espera
enmascarar el deseo el silencio sin puerto
claudicar los rumbos conocidos la guerra

ignorarlo todo tu piel tus muecas tu desnudez
ignorarlo todo absolutamente todo y lo demás


delirios

hemos festejado todo
hemos inventado la memoria
que hierve el constante universo
musicalizamos los pasos
del silencio y el vacío
alguien dirá que no es cierto
y renunciará a mis palabras

por ejemplo tú
huyes cuando evoco el horror
y las tinieblas se apoderan
del tímido encanto
habitas infinitamente
el único vagón
de la montaña rusa
el vértigo se apodera
del ensueño vacuo vano vacío

estamos ebrios de locuria
de asombro de espanto
estamos locos
de ansiedad imposible y fatigada
yo quisiera que esta canción
 naciera de tus venas
y ser el mago de tus lúbricos
temores infinitos
que hicieras de mí
el príncipe imposible de abisinia

pero tú a cambio
te vuelves la princesa protegida
por la gran muralla china


angelitos procaces

noche a noche
inventa el silencio
memoriza el vértigo
celebra la nostalgia

el infierno
suele imitar mis voces
sucede que el tiempo huye desde el fuego

deprimente  abecedariar el infinito
y morir al revés
como  tenebroso angelito
precoz procaz
el lobo asedia y huimos
desde el vértigo
hacia las voces
hacia las palabras
hacia el poema
al fin

no tiene punto de ausencia
 ni retorno
carece de los gestos
que le aproximen al sentido
de la restauración del pagano invierno

construímos puentes innecesarios
en ciudades minúsculas
de espuma fugaz
lo confieso
he llorado un poco
 frente a tu voz imposible

tenía que suceder


  
aguacero

partió
como un canino abandonado
por su amo incondicional

en el horizonte
un silencio
una luz una tempestad
un aguacero una tormenta
era todo
era su memoria

partió bajo un cielo anaranjado
sin decir adiós
en sus recuerdos llevaba
cuatro besos hechos
con un sol muy oscuro
una cordillera hecha
de palabras
vino y fuego

en su maletica de cuero de conejo
tenía un fajo de monedas
y una carta escrita
por su abuela loca
donde le advertía de los peligros
del poema
de los abismos de la palabra
de los trucos del amor
y de las trampas de los besos

su memoria eran dos puntos rosados